Buscar

miércoles, 25 de febrero de 2009

¿REVOLUCIÓN SILENCIOSA EN LA EDUCACIÓN? - JORGE RUIZ

Definitivamente el ciudadano Presidente Alan García Pérez alucinó en la ceremonia de inauguración del año escolar, programada con calculada anticipación en el Callao. Dijo que se estaba llevando a cabo una “revolución silenciosa en la educación”. Y es tan silenciosa que nadie la ve ni la siente. Señor Presidente, no sea usted mentiroso.

Lo que hay son escuelas abandonadas, envejecidas, despintadas, maltrechas, arruinadas por los años y por la indiferencia. Un Proyecto Educativo Nacional que camina con pies de plomo; la corrupción en la mayoría de las UGEL; el Consejo Nacional de Educación, pintado en la pared. El SINEACE burocratizado con tecnócratas acostumbrados a las grandes oficinas. Analfabetismo histórico y del digital. Evaluaciones atrevidas y mezquinas, que no promocionan ni estimulan ni valoran a los docentes, sino que los coloca en el limbo de la inestabilidad laboral pues, a pesar de que muchos aprobaron tales exámenes, de cuya calidad académica nadie da garantía, hoy se encuentran con que no hay plazas o que las que hubieron ya se adjudicaron.

Señor Presidente, ¿de qué “revolución silenciosa” nos habla usted? ¿De tener menor presupuesto para el sector educación este año? ¿De no contar con aulas adecuadas para los millones de niños y adolescentes del Perú, de las regiones más pobres, sin excluir a la propia capital, que este 2 de marzo, retornan “cual bandada de palomas…. a escuelas derruidas, con carpetas destrozadas, paredes humedecidas, sin servicios higiénicos adecuados, sin luz y agua potable…..SIN MULTIMEDIA Y CON DOCENTES ABOFETEADOS, MALTRATADOS, ABANDONADOS POR EL ESTADO Y POR LA DIRIGENCIA GREMIAL, SILENCIADA POR EL ACOMODO Y EL ESTATUS BUROCRÁTICO DE DÉCADAS DE ESTÉRIL HEGEMONÍA?.

Señor Presidente, no sea usted mentiroso. Los verdaderos Profesores, de ayer, de ahora, de toda la vida, nos han enseñado A DECIR LA VERDAD, SIEMPRE.

Y AQUI, SEÑOR PRESIDENTE, LA UNICA REVOLUCION QUE EXISTE ES LA DE LA MENTIRA, DE LA DEMAGOCIA, DEL INSULTO A LOS NIÑOS, A LA EDUCACIÓN Y A LOS MAESTROS……

JORGE RUIZ TEJEDO
RESPONSABLE POLITICO DE LIMA - PROVINCIAS DE APP
DECANO DEL COLEGIO DE PROFESORES DE LIMA


viernes, 13 de febrero de 2009

El GRAN CAMBIO

Por: Carlos Valencia Guerra
Responsable Político p. de APP en San Borja

Muchos de nosotros nos hemos preguntado: ¿en qué consiste el "Gran Cambio"?, ¿es acaso algún TLC con otro país del primer mundo?, ¿alguna ley muy elaborada? ¿Otra reforma del Poder judicial? ¿Una reforma de las Fuerzas Armadas? o ¿alguna disposición que traerá el progreso y la paz social a nuestro querido país?
No, señores, el GRAN CAMBIO, es la transformación interna del peruano, es una toma de conciencia de nuestras posibilidades y una apuesta a nuestro futuro. Es actuar en sintonía con la sociedad a la que pertenecemos, es cumplir las leyes, es acudir con puntualidad a nuestros compromisos, estar siempre aseados, tener amor al trabajo, ser solidarios , amar a la patria.
Es en suma un CAMBIO interno y nuestro Líder César Acuña Peralta, está en la capacidad de hacerlo pues él es un educador y tiene las herramientas necesarias.

Estimados amigos, no existen países desarrollados, lo que hay son personas desarrolladas. Tampoco países subdesarrollados sino personas subdesarrolladas. Pensemos un poco en este tema.

Veamos la historia; luego de la 2da. Guerra mundial, Japón y Alemania quedaron destruidos, sus edificios e instituciones desintegradas; pero hubo algo que la guerra no pudo destruir, la mentalidad de sus habitantes. Ahora son potencias mundiales.

Pensemos ahora en el Perú; tenemos superávit en nuestra balanza de pagos, por el aumento de precio de los llamados "commodities", nuestras materias primas, ¿acaso somos ahora un país desarrollado? , NO, solamente un pequeño grupo de personas son ahora millonarios.

La corrupción domina al gobierno y solo una costra de corruptos obtiene el dinero que entra al país por las inversiones, pero la gran mayoría sigue siendo pobre, ignorante, y subdesarrollado.
Es que la condición de desarrollado o subdesarrollado es un asunto personal, solo la transformación interna de cada uno de nosotros nos hará mejores.

El pueblo del PERÙ está esperando el GRAN CAMBIO, y solo ALIANZA PARA EL PROGRESO está capacitado para desarrollarlo.

Cada uno de los militantes de APP estamos obligados a ser mejores, tenemos que diferenciarnos en la forma de hacer política. Salgamos de la negligencia, de la mediocridad y enseñemos con el ejemplo. El pueblo peruano nos está observando y el futuro nos espera.


¡VIVA ALIANZA PARA EL PROGRESO!
¡VIVA CÉSAR ACUÑA PERALTA!

HACIA UNA ECONOMÍA HUMANISTA

Por: Luis Iberico Núñez
Director Nacional de Alianza pora el Progreso APP
Responsable Político de Lima

El entusiasmo de quienes comentan acerca de la economía nacional es contagioso. Cuando el mundo tiembla por los oscuros horizontes que muestra la crisis del capitalismo especulativo, decir que en el Perú las cosas no van a estar del todo mal cae como chorro de agua fresca en pleno verano.

Que Dios les conceda la razón a quienes ven con entusiasmo matemático el devenir de la macroeconomía nacional. Nadie quiere que aumenten los despidos y cierren más empresas, ni recesiones como las que se experimentan en otros confines del planeta.

Si vamos a un 5% de crecimiento, en hora buena. Si la baja en el precio de los metales y la caída en la agro exportación se verán compensadas por el auge constructor y las grandes obras de infraestructura, nuestras bendiciones.

Todos deseamos pasar el bache global sin destrozar la suspensión de nuestra economía. Pero si hay algo que debemos evaluar en medio de la peor crisis financiera desde la segunda guerra mundial, es el llamado “modelo económico” que venimos siguiendo en el país a partir de la aplicación del consenso de Washington y las recetas del FMI.

Esto no significa, en modo alguno, volver la mirada hacia las pasadas experiencias estatistas, proteccionistas y cepalianas que causaron estragos profundos en nuestra economía. Estragos que recordamos muy bien los de mi generación, que pasó por la crisis de los desabastecimientos, las colas, las hiperinflaciones, los “Inti-millones”, los ficticios aumentos de sueldo vía decreto, los cortes de luz y agua, las amanecidas para comprar kerosene o gasolina, entre demás penurias que provocaron las grandes olas migratorias de peruanos hacia los países capitalistas.

Buscar esos modelos desfasados es no haber aprendido de nuestra historia. Por el contrario, hay que mirar hacia delante, y en esa óptica está la propuesta de nuestro partido. El humanismo es nuestra doctrina, y consagra al ser humano como el fin supremo de la sociedad, el Estado y –por ende- la economía.

El crecimiento macroeconómico que parece ser visto como un fin en sí mismo, para nosotros es un medio que debe perseguir finalidades más sublimes: el bienestar de la persona humana, el progreso de la familia o –como lo dice con profunda sencillez nuestro presidente César Acuña- la felicidad.

APP propugna como uno de sus cuatro ejes de gobierno el “desarrollo económico sustentado en el conocimiento”. Es decir, valorar al ser humano como verdadero artífice e indicador de desarrollo, a través de una formación moral, pedagógica, tecnológica y científica que lo haga competitivo y autosuficiente.
Como lo dice en su columna nuestro amigo Carlos Valencia, no existen países desarrollados sino personas desarrolladas. No podemos decir que el Perú desarrolla si la mitad de su pueblo vive en la pobreza, y no se le dan las herramientas para salir de ella porque la educación sigue estando en el patio trasero de las prioridades del estado.

Un estado humanista ve el desarrollo en la persona, y no sólo en el índice del PBI. Prioriza el gasto en la educación, en la salud y la seguridad alimentaria. Invierte sus recursos en el capital humano, y prepara a sus ciudadanos para enfrentar con éxito la globalización y la apertura comercial mundial.

Rechaza el capitalismo especulativo y fomenta el capitalismo productivo, donde el hombre es el principio y el fin del Estado y no puede ser abandonado a su suerte dentro de los vaivenes del libre mercado.

Por eso, no nos contagiemos facilistamente con el entusiasmo de un buen PBI. Con pobreza no hay desarrollo.